24/5/09

La desesperación del fuego

Cómo en su deseo, de regresar al vientre, a su origen intrínseco, cómo al sentirse totalmente desterrado de su lugar de procedencia ancestral. El fuego que nace del frote y acumulación, de la fricción en el planeta tierra, busca desesperadamente a un compás cuando no cadencioso, feroz, y hasta alucinante, siempre insistente claro aun grado desesperación en máximo, cuando no puede más y busca, esperanza no pierde, aun de el desprenderse de su; combustión que lo vio nacer sea, una cabeza de cerillo a la caja de cerillos y sus vertebrales cafés;
Apenas nace abre los ojos a los rededores y enseguida añora; alza los brazos, se mueve, desesperadamente sintiéndose fuera de lugar, ni mira bien lo que o rodea y al poco rato comienza a retorcerse todo su ser como por escapar siempre hacia arriba, haciéndolo con tanto fervor y cuando se cansa y sabe de ese inútil esfuerzo que aplica al querer desprenderse de sea lo que lo haga combustionar No se dirá que la flamita, no es atraída por la fuerza de la gravedad, hacia abajo como casi todo lo demás que suele quemar, por algo más que esa fuerza de voluntad que posee en su intrínseca desesperación por elevarse para llegar y abrazar a esa especie de energía que la seduce y cuando mira su rededor y reconoce ese llamado que más allá fuera de la capa de ozono viene y siente ella la atracción. Mirándose alejada de su madre que bien podría ser El Sol o pensándolo de otra manera, alguna estrella en el infinito del universo su origen maternal se encuentra.
Y creyendo que puede alcanzar ese su origen de nuevo la flamita, desespera y espera que un día todos los fuegos del mundo suban unidos invocados por algo unánime a la galaxia de su natalidad. El señor fuego terrestre, no es atraído hacia abajo como casi todo lo demás que suele quemar. El señor fuego siente el llamado, de algo que esta fuera de nuestras sensibilidad en todas representaciones el prevé que el incendio en llamas allá es más enfiestado y de ahí la desesperación en su danza por volver a su sentir intrínseco de origen, alzando las manitas ansiando el partir.
Octavio Guerra

No hay comentarios:

Publicar un comentario